En la penúltima clase de religión tres compañeros de clase interpretaron distintos roles REALES:
Uno de ellos es el de Lali, una mujer de 20 años con dos hijos sin un padre a su cargo, que tuvo que trapichear y prostituirse para intentar sacarles adelante, y que a pesar de ello no conseguía suficiente dinero, por lo que además, empezó también a consumir drogas. Otro caso es el de Toni, un hombre homosexual y con problemas con el alcohol debido a sus problemas para integrarse y a que perdió el trabajo por su adicción. Toni falleció hace ya tres años. Por último tenemos a Guillermo, un hombre de 40 años que tiene una fuerte adicción a las drogas y cuya familia no quiere saber nada de él.

Ayudar a personas como estas tres, con problemas tan graves en su vida no es cosa fácil, no basta con decirle “no consumas drogas que es malo” o “tu puedes salir adelante”, yo pienso que para ayudar a una persona que ha tenido experiencias como estas hay que estar pendiente en todo momento de ellos, que ellos tengan verdadera voluntad como para querer luchar, mostrarles tu apoyo, no rendirse, y aún así esperar a tener suerte.