El ser humano ha “pintado” a Jesús de
muchas maneras a lo largo de la historia, dependiendo de la momento histórico,
en general, como el humano ideal de la época. Pero la idea sobre el físico de
Jesús que está más generalizada es la de que éste tenía tez blanca, casi
pálida, ojos azules, barba larga, castaña y desaliñada, al igual que el
cabello; y delgado y fibroso en cuanto al cuerpo. También hay otros muchos
datos sobre Jesucristo que tienen diversas variaciones dependiendo de la historia,
como por ejemplo si nació en Belén o en Nazaret, si realmente era carpintero…
Podemos observar esta idea generalizada
y sus variaciones tanto en películas, en las que el físico de Jesús cambiará
dependiendo de la época en la que esté hecha la película y la época que esté
reflejada en ésta, como en el Sudario de Turín ó Sabana Santa, donde un
fotógrafo encontró una cara impregnada en la sábana y tras ser investigada se
dedujo que era la cara de Jesucristo, que se había quedado marcada en la sábana
tras haber sido envuelta con ella el cadáver; como en demás fotografías,
documentos, etc.