'Lo importante de los evangelistas no es lo que dicen sino lo que nos quieren decir.'
La palabra
‘evangelio’ tiene sus orígenes el significado de limosna, esta
acepción con el transcurrir del tiempo pasó a designar una ‘buena
noticia’ y, finalmente, la entendemos como las experiencias que las
comunidades tienen respecto a un hecho trascendental, en concreto ‘la
buena noticia del cumplimiento de la promesa hecha por Dios’.
Podemos concebir al evangelio como el testimonio de la vida y llegada
de Jesús al mundo aunque no se trata de una obra biográfica.
Hay cuatro evangelios, cada uno escrito
por un autor distinto, posterior a la vida de jesús.
- Marcos (60 d.C) – para los cristianos en Roma
- Mateo (75 d.C) – para los judíos conversos.
- Lucas (75 d.C) – para los griegos.
- Juan (90 d.C) – para todos los cristianos.
Visto los cuatro autores, nos
percatamos de que siguen un orden cronológico. Marcos fue el
primero, es el relato mas corto. Los evangelios de Mateo y Lucas
coinciden en el tiempo y la primera parte de ambas coincide con la
primera parte del evangelio de Mateo casi al completo, por lo que los
dos escritores contemporáneos debían conocer los escritos de
Marcos. Sin embargo no es la única conclución a la que llegamos,
pues en estos dos últimos evangelios coincide una segunda parte, de
un posible origen de otra obra. Tiempo después, en el 90 d.C., Juan
escribe su evangelio pero no corresponde con los sinópticos
anteriores.
Las carácterísticas que podemos sacar
en cierto de toda la historia de los evangelios son: cuando dicen que
algo pasará y pasa es mentira, pero si se trata de algo novedoso es
verdad. Lo malo que le pasa a Jesucristo debe ser verdad pues nadie
tira piedras contra la persona a la que idolatra.