jueves, 14 de marzo de 2013

Evangelios


'Lo importante de los evangelistas no es lo que dicen sino lo que nos quieren decir.'

La palabra ‘evangelio’ tiene sus orígenes el significado de limosna, esta acepción con el transcurrir del tiempo pasó a designar una ‘buena noticia’ y, finalmente, la entendemos como las experiencias que las comunidades tienen respecto a un hecho trascendental, en concreto ‘la buena noticia del cumplimiento de la promesa hecha por Dios’. Podemos concebir al evangelio como el testimonio de la vida y llegada de Jesús al mundo aunque no se trata de una obra biográfica.

Hay cuatro evangelios, cada uno escrito por un autor distinto, posterior a la vida de jesús.
  • Marcos (60 d.C) – para los cristianos en Roma
  • Mateo (75 d.C) – para los judíos conversos.
  • Lucas (75 d.C) – para los griegos.
  • Juan (90 d.C) – para todos los cristianos.

Visto los cuatro autores, nos percatamos de que siguen un orden cronológico. Marcos fue el primero, es el relato mas corto. Los evangelios de Mateo y Lucas coinciden en el tiempo y la primera parte de ambas coincide con la primera parte del evangelio de Mateo casi al completo, por lo que los dos escritores contemporáneos debían conocer los escritos de Marcos. Sin embargo no es la única conclución a la que llegamos, pues en estos dos últimos evangelios coincide una segunda parte, de un posible origen de otra obra. Tiempo después, en el 90 d.C., Juan escribe su evangelio pero no corresponde con los sinópticos anteriores.

Las carácterísticas que podemos sacar en cierto de toda la historia de los evangelios son: cuando dicen que algo pasará y pasa es mentira, pero si se trata de algo novedoso es verdad. Lo malo que le pasa a Jesucristo debe ser verdad pues nadie tira piedras contra la persona a la que idolatra.